Los profesionales que lideran un equipo tienen que asumir además de las competencias propias de su trabajo las que implica estar al mando de un grupo de trabajadores. Y está claro que muchos no lo hacen bien. Algunos responsables de departamento ni siquiera han recibido la formación adecuada para desempeñar el papel que les toca. La consultora Otto Walters dio rienda suelta a las críticas de los empleados y las recogió en un informe titulado 'Los 18 comportamientos más irritantes de los jefes españoles'. Toda una lección para los que mandan.
Indignados frente a la falta de respeto
Según el estudio la falta de respeto es con diferencia lo que más indigna a los empleados. De los 750 profesionales encuestados, el 49,33% econocía haber sufrido una falta de respeto por parte de los jefes. Broncas en público, groserías y gritos son comportamientos que se incluyen dentro de este punto.
Tras la falta de respeto los trabajadores recriminan la prepotencia de sus superiores. Este comportamiento hace referencia a la vanidad, el afán de protagonismo, el orgullo. Francisco Muro, autor del estudio y consejero delegado de la consultora comenta que se trata de uno de los errores típicos de los jefes, especialmente entre las personas que acceden a su primera jefatura, y que hay muchos que nunca acaban por descubrir su equivocación. 'Parece que a muchos se les sube el cargo a la cabeza y se creen elegidos o superdotados, perdiendo el sentido y tratando a su equipo de forma endiosada', añade Muro.
El no escuchar es el tercer comportamiento que más detestan los empleados de sus jefes. Los responsables que no escuchan ni tienen en cuenta las opiniones de sus trabajadores generan además una gran desmotivación en los mismos y fomentan la pérdida de interés en el trabajo y de la iniciativa.
En contra de la incompetencia directiva
Más de un 28% de encuestados critican la incompetencia directiva de sus jefes. El siguiente comportamiento que más rechazan los trabajadores y por ello entienden la ausencia de liderazgo, la desorganización y la falta de preparación. Para los participantes en la investigación este defecto se puede corregir si los jefes aprendieran a valorar el trabajo bien hecho y a corregir las deficiencias de sus tareas o resultados. Francisco Muro considera este punto como uno de los más rechazados entre los profesionales veteranos: 'A la larga, la experiencia parece priorizar este factor hasta colocarlo como el segundo más irritante, sólo precedido por la falta de respeto. También los jefes son mucho más exigentes con sus propios jefes ante esta conducta, ya que afirman haberla sufrido más de un 30% de ellos'.
En las siguientes posiciones se sitúan la falta de apoyo y de trato humano, características que van muy de la mano. Los empleados reclaman más tiempo y más interés por parte de sus superiores, creen que han de motivarles más. Asimismo, también esperan un trato más personal. El estudio retrata a jefes que son o se muestran insensibles ante los problemas personales, orientados sólo al resultado e ignorando a las personas. Francisco Muro recomienda en este factor saber encontrar un punto medio: 'No se trata ni de paternalismo, ni de la frialdad de tratar al equipo como recursos, como si fueran meras herramientas', aclara.
Otra de las conductas más irritantes es la no implicación. Los trabajadores no quieren a jefes que se comporten como meros transmisores entre ellos y la dirección, quieren profesionales que los defiendan cuando sea necesario, que afronten los problemas, que tengan criterio y decisión, que se impliquen en definitiva.
La falta de control y el autoritarismo son otras de las características que más critican los trabajadores. Jefes que reprenden en exceso o que no felicitan no gustan entre los trabajadores. En este sentido Muro afirma: 'Lo anecdótico de esto es que la mayoría de los jefes no son conscientes de este generalizado defecto de dirección. Suele ser causa directa de jefes orientados a la tarea olvidando a las personas. Así, la presión mal entendida y la obsesión por el resultado provoca el machacar a las personas, y convertir el feedback mal ejecutado en una moderna versión del látigo y el escarmiento'. En cuanto al autoritarismo los empleados reprenden al jefe del 'ordeno y mando' y del 'porque sí'.
Dar ejemplo
Los trabajadores piden sobre todo a sus responsables que den ejemplo. Aborrecen el incumplimiento de sus compromisos cuando a ellos se los exigen. Un 20% de los encuestados recrimina a su jefe que sea impuntual o que no cumpla con sus tareas.
En los siguientes puestos del ranking se encuentra la mala comunicación. Más de un 21% afirman que sus jefes no comunican bien ni a tiempo. Esto tienen consecuencias negativas en el equipo que no sólo causa la desmotivación sino que puede llegar a generar situaciones de rechazo, engaño o estrés.
La injusticia, la falsedad, el robar medallas, la falta de confianza, la falta de valor y la poca claridad en los objetivos son otras de las conductas que rechazan los encuestados.
En el último lugar de la lista negra se sitúa la falta de respeto hacia los horarios y el tiempo de los colaboradores. Muro declara al respecto: 'En plena lucha por la conciliación y el equilibrio de la vida profesional y personal, sorprende que sólo haya sido destacado por un 10,11% de los profesionales encuestados'. Este último punto irrita especialmente a un buen número de jefes, a profesionales de más de 40 años, a las mujeres y a los trabajadores del sector servicios.
Autor: Autor: Laura Flores
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