Junto con las Fiestas Patrias y el término de la época en que los guindos de las calles dan sus últimas flores, comienza a manifestarse el "síndrome del viejito pascuero", y las empresas, los organismos del estado, los privados, los sindicatos, los poderes legislativos y judiciales, y en general, el país entero, ya comenzaron a dejar cualquier actividad para el año siguiente.¿No es verdad?
Las áreas de recursos humanos de las empresas postergan cualquier curso o seminario para Marzo o Abril, los proyectos de inversión corren igual suerte, las contrataciones de personal en la misma situación, los proyectos de ley para que hablar. Quien tiene la idea de hacer un seminario o conferencia abierta en esta época tiene asegurado el fracaso en su actividad, poca gente asistirá ya que tiene en su mente el síndrome en cuestión y no ve con buenos ojos aprender algo, cuando ya está conectado con los regalos de navidad y las vacaciones en la playa. Se trata de un verdadero hoyo negro, de esos que se producen en el espacio, donde desaparece todo el impulso creador y productor de nuestro país.
El síndrome comienza a corromper las estructuras organizacionales como también los compromisos que todos tenemos con nuestro país. ¿Cómo podremos crecer al 4,4% si el 80% de los chilenos ya estamos con el traje de baño puesto anticipadamente? Trabajamos "aperrados" durante 6 meses hasta el nivel del estres y el resto del tiempo seguimos planificando, llenos de cartas gantt, presupuestos, reuniones y planes estratégicos. Somos los campeones para hablar y estamos en el último lugar cuando se trata de HACER cosas.
A esto le debemos agregar los proyectos legislativos que estarían concediendo tiempo para una SIESTA en las empresas, sin dejar de contar con el 25% de pérdida de nuestro tiempo en reuniones improductivas.
La mejor forma de tomar decisiones en estos tiempos resulta ser en reuniones de 4 personas, de las cuales 3 de ellas estén ausentes.
Los pocos que se quedan en actividad en sus oficinas u organizaciones ya tienen listo el discurso que escucharemos durante el verano. "El Sr. González está de vacaciones y el está a cargo de ese proyecto. Favor llámelo en Marzo, no, mejor en Abril, ya que demorará en colocarse al día".
Para los empleados esto es un festín, siguen recibiendo un sueldo fijo, pero para los empresarios, para la gente independiente y para el país esto es un tema que raya entre lo absurdo y lo ineficiente, sobretodo para los que viven de decisiones empresariales a corto plazo.
A todo esto le tenemos que agregar algunas características propias de nuestra cultura laboral: El chileno llega tarde a los compromisos adoptándolo como un hábito. El concepto de "mañana" en los negocios, significa un futuro indefinido, la decisión de un chileno frente a esas famosas freses "lo tengo que estudiar" o "lo llamo de vuelta", significan cualquier cosa, menos lo que textualmente alguien pudiera entender. Agreguemos que el ritmo de los negocios es lento, salpicado de reuniones y memorandos y para más remate casi todas las decisiones son tomadas en lo más alto de la pirámide.
Otro elemento digno de ser considerado es la desconfianza que este síndrome de ausentismo sicológico produce en las oficinas donde las personas no desean entregar a sus pares o reemplazantes toda la información que poseen para poder decidir, por temor al conocido serrucho, o porque la gerencia se puede percatar que mi trabajo es liviano o muy fácil y me puede recargar la agenda.
Con este panorama es difícil soñar con altas tasas de crecimiento mientras el país no cambie estos malos hábitos.
Trabajar poco a costa de otros que colocan el hombro no nos garantiza un buen futuro.
Autor:Fernando Vigorena Pérez