Recientemente me topé en la calle con un grupo de profesionales jóvenes que egresaron hace dos años de universidades tradicionales y me contaban que estaban trabajando desde hace unos meses en diversas empresas de servicio, pero no en un empleo fijo, esos de 9 a 18 horas y contrato indefinido. Todos ellos están trabajando en empresas con contratos a plazo fijo y a honorarios, modelo que se está imponiendo en el mercado laboral chileno y mundial. En síntesis no tienen un empleo sino un trabajo temporal. En las empresas públicas le llaman “a contrata” y son miles.
No les cuento cual era la remuneración promedio que están recibiendo después de 6 años de estudio, porque los haría llorar. Pero espero solo que se den cuenta que la historia esta cambiando, ¡¡¡y como!!!
La mayoría de los 200.000 empleos que dicen haberse creado, son en su mayoría funciones temporales contratadas por periodos parciales. Así al menos lo reconocen los datos del Fondo del Seguro Cesantía a los cuales se acogen, quienes entran al nuevo mercado laboral.
En una reciente publicación se reconoce que más del 80% de los contratos que se han generado desde el 2003, no alcanzan a cobrar este seguro porque sus contratos son de menos de 4 meses, plazo necesario para hacer efectivo tal beneficio. A pesar de esta evidencia mayúscula, el INE continúa considerando como EMPLEADOS a esta legión de profesionales y personal calificado.
¿Alguien puede considerar el tener un empleo con una función que dura solo unos meses?
Aunque usted no lo crea y sea digno de Ripley, el INE aún considera como empleados fijos, a quienes se ocupan una hora al día durante una semana, en alguna actividad remunerada.
El espantoso aumento de la productividad derivado de las nuevas tecnologías sería el más fuerte contragolpe a la generación de empleos fijos. Súmele a esto la búsqueda de la eficiencia que lleva a las empresas a externalizar la mayoría de las funciones medio, a través del outsourcing y la sub-contratación eliminando empleos fijos por cargos variables, contratados en función de resultados y a honorarios.
Súmele a esto la gran cantidad de profesionales de alta experiencia que están dejando las grandes corporaciones como producto de estos cambios y no encuentran otras posiciones, porque todas las empresas están en la misma. Hacer más cosas con menos gente. Ese es el lema. Esto se traduce en una menor demanda por altos cargos y consiguientemente, por menos ingenieros, contadores, periodistas y otros. Mientras tanto la línea de montaje en las Universidades sigue formando profesionales para un mundo que esta necesitando otro tipo de personas. O sea, siguen viajando en contra de la corriente.
Ahora se puede producir sin empleo pero no se puede consumir sin empleo. Aún le piden a uno su liquidación de sueldo. Pobre del empresario, el profesional a honorarios o independiente que no tiene ese documento. Pasa inmediatamente a la lista negra.
Un amigo me contaba que llevaba 18 años cesante. Le pregunté por qué no había buscado un empleo. El me dijo que no quería perder la antigüedad.
Las nuevas tecnologías destruyen empleos y crean nuevas oportunidades, principalmente para un legión de nuevos emprendedores que están creando pequeñas empresas, auto empleo, trabajos por proyectos, y una variedad de nuevas formas de trabajar, no reconocidas aún por los añejos métodos de evaluación que nos heredó la era industrial a través de la OIT, que aún mide en forma rígida algo que es variable. Mi amigo con 18 años cesante, había optado por crear su propia empresa y me contaba lo bien que la estaba pasando.
En una publicación reciente se señala que 1/3 de los trabajadores españoles trabajan temporalmente y los siguen los alemanes, italianos, franceses y estadounidenses. El mundo del empleo al estilo de la era industrial está agonizando. A pesar de este brutal cambio, muchas voces continúan señalando que esto se arreglará con el crecimiento económico o en el próximo “trimestre móvil”.
En una empresa estatal chilena me contaban que el 40% del personal trabaja a contrata u honorarios y esperan en la lista para ser contratados como empleados fijos, pero lamentablemente el primer grupo aumenta y el segundo sigue disminuyendo. No estoy considerando otro alto porcentaje de gente que recorre los pasillos de las empresas públicas y son funcionarios a honorarios de las empresas de outsourcing. Los que prestan servicios de aseo, seguridad, computación, atención de público, etc., etc.
Durante estos meses seguiremos escuchando la canción “yo crearé más empleo” de autor conocido, interpretada por los candidatos a la presidencia, con acompañamiento del INE. En la guitarra algunos especialistas en temas laborales y en el coro, la mayoría de los chilenos que se conocen la canción. Pero les aseguro que esta tonadita solo quedará clasificada para el ROJO RIP.
Fernando Vigorena
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