Deshonestidad, omisión, mala conducta, mentira, las empresas quieren librarse de gente que puede comprometer la imagen de ellas. Ser un profesional ético, hoy, no es solo una cuestión de conciencia. Es una creciente exigencia del mercado.
Responda con sinceridad:
Si un subordinado tuvo una idea genial para un nuevo producto o servicio. Días después, usted esta solo, cara a cara con el Director de la empresa, hablando sobre ese proyecto. El cree que la idea es excelente y le pregunta quién es el autor. ¿Qué responde usted?
Usted sueña hace años con conocer el Caribe con la familia, pero nunca ha tenido los recursos. De repente aparece un proveedor y le ofrece una semana con todo pagado en Cancún, como premio por ser un buen aliado en los negocios. ¿Usted acepta?
Un informe secreto del Banco donde trabaja cae en sus manos. Al leer el material, descubre que el valor de las acciones de la empresa X podrán triplicar en poco tiempo en función de un nuevo proyecto. ¿Qué hace usted con la información?
Las situaciones descritas parecen simples. Tal vez para la mayoría las respuestas sean obvias. Ellas retratan, sin embargo, escenas cotidianas en las empresas chilenas, hechos que pueden llegar a ser vividos por cualquiera de nosotros. Sin embargo no siempre en la hora de la decisión, escogemos la salida ética.
Hablar la verdad sobre el autor de la idea, recusar el paseo al Caribe o no comprar acciones de la empresa X. En esas decisiones pequeñas, aparentemente simples, muchas carreras brillantes pueden irse por la borda.
Actuar éticamente va más allá de no robar o no defraudar a la empresa. La ética en los negocios incluye el respeto con los clientes, el compromiso con la verdad e inclusive con los estilos de liderazgo.
"Vigila tus pensamientos porque ellos se transformarán en palabras; Vigila tus palabras por que ellas se transformarán en actos; Vigila sus actos, porque ellos se tornarán tus hábitos: Vigila tus hábitos, porque ellos se tornarán su carácter; Vigila tu carácter porque el será tu destino" Proverbio chino adaptado.
Algunas personas dicen que conocimiento es poder, pero eso no es verdad. Carácter es poder (Shri Sathya Sai Baba)
La importancia de la ética en las empresas creció a partir de la década de los 80, con la reducción de las jerarquías y la consecuente autonomía dada a las personas. Los jefes, verdaderos sheriff hasta ese entonces, dejaron de tener poder para controlar la actitud de todos, señalar lo que es cierto y lo que es errado. Por otro lado, el corte en los organigramas dejó menos espacio para los ascensos. La disputa por los cargos creció, con ella, el deseo de "pasar por encima de los colegas para conseguir sobresalir a cualquier costo" creció. De esta forma, en los últimos años, las oficinas se transformaron en un campo fértil para la deshonestidad, la omisión, la mala conducta y la mentira.
En nuestro día a día, a los siete pecados capitales habría que agregarle la falta de ética.
Ser ético significa actuar correctamente, proceder bien, sin perjudicar a otros. También es actuar de acuerdo con los valores morales de una determinada sociedad. Ellas varían de acuerdo con el tiempo y su localización en el mapa. La regla ética e una cuestión de actitud, de decisión personal.
Pero cualquier decisión ética tiene por detrás un conjunto de valores fundamentales, como el ser honesto en cualquier situación, tener coraje para asumir decisiones, ser tolerante y flexible, ser íntegro y finalmente ser humilde.
Es importante no confundir falta de ética con falta de honestidad, al final de cuentas su actitud determina su altitud.
Ser ético significa, muchas veces, perder dinero, estatus y beneficios.
Socialmente, aprendemos que es necesario hacer lo correcto, pero en la informalidad impera la idea de que no es errado sacar ventaja de casi todo.
En Chile, pequeñas actitudes erradas, desde quedarse con el lápiz del compañero hasta con vuelto de más, son apoyadas y elogiadas por los amigos y la familia. Eso ocurre en la función del doble estandar moral típico de la cultura chilena.
Los problemas éticos seguirán siendo cultivo de problemas, sobretodo a nivel de la genética e internet. Antes las personas creaban empresas porque querían cambiar el mundo ahora las crean porque quieren cambiar sus propios bolsillos.
Autor: Fernando Vigorena / Fundación Emprendedores de Chile