El éxito de un equipo depende de su coeficiente de optimismo?

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  • 30 de octubre de 2011 13:20:54 EDT
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Pere Galofré
Director General de Acústica Integral
Miembro del Forum Millora Continua

Evidentemente, sin un buen coeficiente de optimismo es muy difícil conseguir éxitos, ya que el optimismo es una parte del éxito.

Se suele ver el lado negativo de las situaciones con lo que influye en el estado de ánimo y afecta a la toma de decisiones, lo que nos puede llevar a obtener malos resultados. Los optimistas son los que perciben lo bueno de cada circunstancia y pueden ser capaces optimizar las situaciones difíciles que se les plantea.

Los pesimistas suelen amargar a las personas de su entorno dándoles una falta de confianza a los demás. Es conveniente hacer estrategias de conjunto para mejorar la convivencia diaria y buscar el lado positivo de las situaciones.

Trabajando con un equipo motivado nos será más fácil obtener ventajas sobre nuestros competidores sin perder de vista los posibles inconvenientes y haciendo un buen análisis de la situación.

Es importante que la empresa sepa transmitir optimismo a los trabajadores para fomentar un espíritu de liderazgo. Podemos ver en nuestra vida cotidiana la gran cantidad de equipos que se ha deteriorado su situación por el desánimo y la falta de motivación.

En estos tiempos de dificultades en que estamos inmersos es necesario transmitir optimismo al equipo y barrar el paso a los pesimistas.

Las personas optimistas son más persistentes en conseguir los objetivos, luchan con tesón y les cuesta mas abandonar el objetivo.

También se debe de incentivar las propuestas de los trabajadores, de ellos pueden salir buenas ideas. Las empresas deben de conseguir que los trabajadores se sientan bien integrados dentro de la organización, con ello se podrá mejorar la comunicación y las relaciones del conjunto serán más eficaces y fluidas.

A veces se cae en el pesimismo porque resulta mas fácil que tener que luchar con un mercado adverso, es una forma de encontrar una salida fácil sin complicarse la vida, diciendo que los otros tienen mejores soluciones, producto etc., hay que luchar hasta el final sin dejar ninguna posibilidad al competidor y esto se logra con un equipo motivado y experimentado.

Dejemos de mirar el pasado, pensemos en el futuro y estudiemos como podemos mejorar nuestra gestión, nuestros productos, la mejora de ellos, fomentar la investigación, crear nuevas redes de distribución, mejorar los costos y las estrategias.

De las dificultades tenemos que aprender a fortalecernos y a incrementar nuestra autoestima. Seamos constructivos.

Francisco Lafuente
Director Comercial de Roca Corporación Empresarial
Miembro del Forum Millora Continua

Aunque resulta evidente que el optimismo, como actitud positiva que es, influye en la consecución de los objetivos de cualquier equipo, no hay que perder de vista que el éxito no siempre es la consecuencia lógica del optimismo. El camino hacia el éxito suele estar jalonado de fracasos y eso es algo que lo mismo tiene que afrontar un equipo pesimista que otro con un alto grado de optimismo; la diferencia es que, éste último, tendrá una actitud permanente de volver a empezar, desde cero si es preciso, analizando los fallos y buscando soluciones, mientras que el pesimista se empeñará en descubrir inconvenientes y dificultades, sumiéndose en el desánimo y, tal vez, abandonando antes de haber alcanzado el éxito.

Thomas Edison solía decir que le resultó relativamente fácil descubrir como se hacía una bombilla...Todo lo que tuvo que hacer fue averiguar primero las mil formas en que no se podía hacer. Lo bueno de ser optimista es que cuando las cosas no salen bien se está seguro de que mejorarán. Nadie duda de que Edison fue un optimista impenitente.

Si en lugar de individualidades consideramos equipos de trabajo la cuestión se hace más crítica...Tanto el optimismo como el pesimismo son actitudes contagiosas y la presencia de un pesimista puede, en función de su grado de influencia en el resto del grupo, echar a perder a un equipo entero... Si un jefe entra cada día en su oficina arrastrando los pies, al cabo de tres meses todos sus colaboradores arrastrarán los pies. Es por ello que el optimismo y la capacidad de liderazgo deberían ser los factores determinantes para decidir a quién ponemos al frente de un equipo.

Hay que tener en cuenta además que el optimismo, como valor que nos hace tener una mejor disposición hacia los demás, servirá para reforzar nuestra posición de liderazgo.

No debemos obsesionarnos por la perfección, pues es seguro que la persona elegida tendrá limitaciones, como todos las tenemos. La diferencia está en como las mire, si con optimismo y la frente alta o con la cabeza baja y autocompasión...

La idea que debería orientar nuestra actitud ante cualquier reto y que refleja la posición del optimista ante la vida, puede resumirse en unas pocas palabras : Si crees que puedes tienes razón. Si crees que no puedes...también tienes razón.

Autor: noticias.com
Web: www.noticias.com

 

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