Oleguer Burés
Gerente de Bures Profesional
Miembro del Forum Millora Contínua
Hace ya años el respeto se conseguía por un título académico, un cargo en una organización, una ascendencia familiar…
Esta situación ha ido cambiando poco a poco. En estos momentos el respeto profesional debe ganárselo uno mismo a partir de los siguientes comportamientos:
Conocimientos técnicos del sector en que nos movemos: este apartado es uno de los que tradicionalmente ha dado reconocimiento a las personas. Saber estar al día con formación adecuada es del todo necesario para no perder el tren de la tecnología. Los conocimientos cambian cada vez más rápido por lo que uno debe destinar una parte de su tiempo, a menudo fuera de horario laboral, en adaptar sus conocimientos a la evolución tecnológica.
Conocimientos comerciales: conocer a los clientes y la competencia da valor a las personas. Garantiza un reconocimiento social en el sector en que se trabaja.
Relación especial con las personas que nos rodean: El trato adecuado y respetuoso con las personas de nuestro entorno es una necesidad indispensable. Se valorará más una persona y se la respetará profesionalmente si ésta es capaz de mantener una relación cordial, capaz de convencer a sus colaboradores en vez de imponer.
Ser un buen comunicador: Cada vez es más importante este punto y hoy en día es indispensable ser un buen comunicador para ser bien valorado por quien nos rodea. No es suficiente disponer de conocimientos técnicos, ni conocer los mercados si no somos capaces de transmitir estos conocimientos a los demás.
Experiencia profesional: Con los años se adquieren conocimientos que bien empleados nos llevan a ser más eficaces en nuestro trabajo. La experiencia bien empleada facilita que se nos respete profesionalmente.
Eficacia en obtener resultados: Una persona eficaz en su trabajo que obtenga unos resultados extraordinarios conseguirá el respeto en el trabajo. Si además uno quiere ser respetado como persona es indispensable no ser solo reconocido por los resultados, el trato con los demás tiene más importancia que los conocimientos y la experiencia.
El respeto ni se impone ni se exige, se merece y se consigue.
Montserrat Fernández
Directora de Automóviles de Mussap
Miembro del Forum Millora Contínua
En el ámbito personal a todos nos gusta que se nos respete y en el ámbito profesional el respeto es imprescindible.
A una persona la puedes respetar por su edad, por su condición social, por su profesión, entre otros motivos. A todo nos parece que “lo normal” es tratar con respeto a las personas mayores, o a la familia real, o al médico que nos atiende, pero el respeto empresarial es otra cosa. En el ámbito de la empresa se puede confundir respeto con admiración y un profesional no puede dejarse atraer por falsas situaciones que maquillen su gestión.
La finalidad de todas las empresas es obtener un buen resultado económico, mantener o ampliar su cuota de mercado, y si puede ser, ocupar una parte del espacio de la competencia. Y ello, muchas veces, utilizando prácticas que pueden ser impropias y autojustificándose en que los medios para conseguir el fin son todos válidos. Por este motivo, cuando una empresa, o un profesional es reconocido y respetado tanto por sus clientes como por los colegas de la competencia o trasciende el respeto mas allá del entorno profesional y abarca el entorno social o político, es prueba inequívoca que sus meritos se han alcanzado tanto por los resultados como por el modo de obtenerlos. Una cosa no puede ir separada de la otra. Sin las dos, conjuntamente, no se puede obtener ese respeto en el mundo profesional.
Es cierto que casi siempre, el talante que desprenda el profesional será el mismo en el ámbito personal que en el de empresa, y buenas personas las hay en todos los campos y quizás, aun haciendo méritos para obtener respeto profesional, no les sea reconocido por que el resultado de la empresa no ha sido trascendente y por tanto queda su actividad y dedicación sumergida entre el numero anónimo de empresas que pasan sin pena ni gloria por el sector.
En el otro extremo estaría el profesional que ha conseguido que la empresa sea puntera en el mercado, que tenga unos resultados espectaculares, que todos reconozcan su gran papel de líder, que le respeten, pero en el fondo, le teman.
El respeto se obtiene por los amigos, pero también por los “enemigos”, y es suficiente una acción que se desvíe de este papel de buen gestor y buenos resultados para que lo que puede haber costado años conseguir se desvanezca en un momento. Cuando se ostenta la responsabilidad de gestión y dirección no es suficiente con conseguir el respeto profesional, también debe mantenerse, ya que de lo contrario acabará pasando factura a la propia empresa e incluso al sector, porque la sociedad tiende a extrapolar una acción individual a un colectivo. Todos los políticos son iguales, todos los catalanes son tacaños y todos los andaluces bailan sevillanas.
Autor: noticias.com