El concepto de "empleabilidad" para un ejecutivo, tiene una connotación básicamente optimista, ya que se trata de responder a preguntas que requieren de respuestas positivas: ¿qué necesito hacer para continuar siendo un empleado considerado y con un sueldo relativamente "seguro" a fin de mes?... En términos generales, podríamos decir que las respuestas a esa pregunta son simples, y si son enfocadas de manera optimista pueden encontrarse respuestas que indiquen cómo ser "empleable". Por otra parte, el concepto "descartabilidad" (que para estos efectos implica considerarse descartable) sale de este esquema más tradicional, puesto que sólo el término "descartable" ya parece pesimista. Sin embargo, creemos que situarse en este enfoque permite ser un pesimista responsable, que se plantea preguntas más parecidas a esta: ¿cómo me preparo para cuando quede cesante?...
Los que se consideran descartables parten de la sana premisa de que cualquier empleado es siempre un potencial desempleado. Creen realmente en el hecho de que nadie es imprescindible, y tanto es así, que lo practican consigo mismos. Por eso, nunca dejan de auto-capacitarse para el día en que se puedan quedar sin empleo. Pero, paradojalmente, cuando ese día llega no lo pierden, porque están mucho mejor preparados.
Nuestros estudios del mercado laboral en los últimos 3 años, ya nos están mostrando que las empresas han comenzado a percibir que los profesionales descartables tienen algo de inmenso valor que el empleable sólo finge tener; mucha confianza en sí mismo y poco en el sistema. El trabajo del descartable habla por si sólo, por lo tanto el no necesita llamar la atención sobre sus éxitos.
El tiempo que el empleable gasta en el juego estructural, el descatable lo ocupa actualizándose y tejiendo su red de contactos.
Mientras más descartables conozco, más me impresiono, porque cuando hay una reducción de personal ellos son mantenidos en sus cargos. Cuando salen, es siempre por voluntad propia, y generalmente antes que las reducciones de estructura o dowsizing se inicien. Al contrario del empleable, el descartable es por encima de todo, independiente.
Todo esto produce la paradoja que los descartables resisten mejor a los cambios, por lo tanto son requeridos; mientras que los empleables están siendo cada vez más descartados.
Nuestra educación y formación profesional esta concebida, en su mayoría, para formar legiones de empleables cuyos elementos básicos de sobrevivencia son los cursos de post-grado, hablar inglés y escalar a través de los peldaños corporativos.
Pero ha de saberse que los descartables también estudian y hablan varios idiomas, pero principalmente los usan como herramienta que les permite cambiar proactivamente. Generan nuevos negocios para sus empresas, aceptando desafíos a través de un crecimiento horizontal en nuevas unidades de negocio que deben abrir las grandes corporaciones para enfrentar al creciente número de nichos de sintonía fina que surgen.
Mientras el empleable se maneja con el tradicional currículum vitae, introducido en Chile en 1928, que detalla la antigüedad en los cargos y las funciones realizadas, el descartable ya trabaja con un nuevo modelo de presentación laboral, que parte por relatar sus logros, sus éxitos concretos, en el fondo demostrando como se dice popularmente "a quien le ha ganado", cuáles fueron sus obras con resultados tangibles.
Sin duda que las empresas de vanguardia los prefieren, ¡y cuánto los prefieren!, sin embargo, como suele ocurrir con lo bueno, son escasos en nuestro medio.
Pero, ¿de qué manera podría un profesional enfrentar el futuro, ahora que muchos de ellos están quedando desnudos en los pasillos del poder?...
Tal vez, efectuando un balance permanente de sus realizaciones. Por ejemplo, cada un año, preguntarse en la serenidad de su conciencia:
* ¿Qué proyectos desarrollé o comandé que hayan significado resultados cuantificables?
* ¿Cuál es mi enfoque para volverme más valioso en el mercado que el año pasado?
* ¿Qué prueba tengo que mis conocimientos son de avanzada y cuáles me propongo adquirir para el año próximo?
* ¿Qué opinión tienen los clientes de mi, tanto desde el punto de vista cualitativo como cuantitativo, incluyendo los beneficios que les otorgué?
* ¿Cuáles clientes estarán dispuestos a dar testimonio de mi valor?
* ¿Qué aprendí y qué desaprendí, y qué conocimientos viejos pretendo mejorar durante el próximo período?
* ¿Cuántas redes de contacto, concretas, desarrollé que estén dispuestas a contratarme en la oportunidad que lo requiera?
El desafío parece ser entonces, el convertir todo empleo en una verdadera empresa autónoma y todo trabajador en un empresario interno, la única forma de tratar a los clientes con imaginación y rapidez en un mercado sofocado de buenos productos, servicios, y buenos competidores de aquí, de allá y de Dios sabe de que otro lugar.
Si fuese por ejercitarnos, trate de explicar en 20 palabras, ¡ahora!, por qué usted es valioso para su empresa. Si no lo logra vaya consultando a su AFP para ver como puede jubilarse anticipademente.
Otro ejercicio recomendable. Finja que deberá abandonar la empresa dentro de unos meses porque alguien lo reemplazará, reevalue su actuar, delegue funciones y luego descubra una nueva forma de agregar valor. Repita este ejercicio una y otra vez, hasta el momento de jubilarse, vale decir toda su carrera laboral.
Hoy en día, ya no existe ninguna seguridad de que haya un camino claro, seguro y firme para una carrera, ya no hay reglas que uno pueda usar para garantizarse su vale de almuerzo. La clave ahora es hacer cosas interesantes, innovadoras y desafiantes, en forma profesional y con un alto sentido de responsabilidad consigo mismo y con el sistema; desarrollar una originalidad y ampliar sus conocimientos, en lugar de adaptarse a las oportunidades que se presentan. En esta perspectiva, las oportunidades más bien lo buscarán y se adaptarán a usted.
Ahora la seguridad de su empleo es proporcional a:
1.- El volumen de su red de contactos activables,
2.- El ritmo de expansión de esa red,
3.- La importancia de las anotaciones en su agenda más allá del marco de la empresa y
4.- Al tiempo dedicado al mantenimiento de su red.
Así como en el Titanic, mientras los empleables se aferran a cuanto salvavidas encuentran, los descartables ya están previendo que esto sucederá y ni siquiera pretenden abordar ese barco. Están re-inventándose para su próxima aventura, tal vez en un barco más propio.
La empleabilidad ya está siendo historia, ¡Viva al descartabilidad!...
Autor: Fernando Vigorena