La felicidad es la vocación fundamental del hombre. Ésa es su inclinación primaria. Hacia ese destino apuntan todos sus esfuerzos. Aun en las situaciones más difíciles y complejas que pueda verse el hombre, ése va a ser su objetivo. Unas veces se presenta de forma clara y concreta; otras lo hace de modo difuso y abstracto. Ésta es la meta. La felicidad es el bien supremo perfecto.
El objetivo de la felicidad es la realización plena de uno mismo. Esto se concreta en dos segmentos claves: haberse encontrado a sí mismo, es decir. Tener una personalidad con cierta solidez, en la que uno se encuentre a gusto y, por otro lado, tener un proyecto de vida. Estas son las dos notas primordiales que hacen feliz.
Ahora vamos a referirnos especialmente a la segunda. ¿Qué significa tener un proyecto de vida? ¿Qué quiere decir esto? ¿Cómo debe ser entendido? Lafelicidad consiste sobre todo en ilusión. Tener ilusiones es la mejor forma de ir siendo feliz. Entonces se vive la vida como anticipación. Nos adelantamos, lo vamos diseñando y cuando llega lo anticipado, lo saboreamos lentamente, paladeando todo lo que trae consigo, La felicidad está basada en encontrar un programa de vida atractivo, satisfactorio, capaz de llenar y que sea acompañante esencial de la existencia, el texto biográfico. La vida es argumental y el proyecto es su contenido. Veamos cuales con sus principales características:
El proyecto debe ser personal. Soy yo el que lo diseña. Como protagonista del mismo, su arquitectura la elaboro yo según mis preferencias personales. No hay que perder de vista a la hora de ponerlo en marcha aquella vieja distinción del pensamiento medieval entre desear y querer. El primero se mueve en el plano de lo sentimental, próspera en el terreno emocional. Uno puede desear esto o aquello, pero sin más. Mientras que lo segundo es ya un acto de voluntad, traduce un empeño, un tesón, un ponerse cueste lo que cueste en la dirección de alcanzar aquel objetivo. Este responde a unas aspiraciones particulares que constituirán el texto de la vida propia. Lo que da sentido a la trayectoria de cada uno. Sentido quiere decir tres cosas complementarias: contenido o tejido sustancial del programa; dirección, que es el aspecto vectorial de la travesía personal, y, por último, unidad: todo va a formar una estructura en donde quedarán integrados armónicamente una serie de distintos elementos.
Para que cada uno se desarrolle bien el proyecto personal es necesario conocer bien el contexto donde uno se encuentra. Esto se traduce en estar en las coordenadas de la realidad en donde se desenvuelve la vida propia. Lo cual comporta dos cosas: conocer las aptitudes y las limitaciones de cada uno. Por las primeras sabemos para lo que estamos dotados y buscamos esos parajes. Por las segundas nos damos cuenta de los márgenes o colas que necesariamente ha de tener nuestra andadura.
No es posible llevarlo a cabo sin un serio esfuerzo. En él se dan cita un conjunto de elementos determinantes, sin los cuales es muy difícil que éste vaya hacia delante. Hay que combatir dos peligros: la dispersión, ese querer tocar demasiadas teclas, que conduce a estar desparramado, sin profundizar en casi nada, y además, decir que sí a otras incitaciones interesantes, lícitas, pero que distraen de la tarea principal.
Las velas que ayudan a la navegación del proyecto de vida son el orden, la constancia y la voluntad. Orden es jerarquía, disciplina, saber que unas cosas son anteriores a otras y que es necesario una cierta programación; el orden es sedativo, nos produce paz y serenidad, nos hace ver lo que tenemos por delante y la necesidad de establecer un turno. Por otra parte, está la constancia: que es empeño, insistencia, no ceder terreno, no darse por vencido, perseverar. de este modo los propósitos se van haciendo férreos, firmes sólidos, pétreos. Hay que ser obstinados con nuestro proyecto personal, es la única manera que salga adelante. Y en tercer lugar está la voluntad que la podemos definir como aquella capacidad psicológica que lleva a nacer algo anticipando consecuencias. Es decir, que la voluntad se educa a base de ejercicios repetidos de entrenamiento, a través de los cuales uno busca lo mejor, aunque le cueste; siempre hay en ese trasfondo unas notas marcadamente ascéticas. El hombre con voluntad suele llegar mas lejos que el inteligente, porque es dueño de sí mismo. Pero no hay que olvidar que tener voluntad firme no es fácil, requiere aprender a negarse ante lo inmediato, buscando lo que está por llegar. El que tiene voluntad es verdaderamente libre y consigue lo que se propone.
Debo estar preparado para todo tipo de eventualidades que puedan sobrevenirle a mi proyecto. La vida tiene siempre recodos imprevisibles. Toda trayectoria biográfica es azarosa. Está tejida de hilos que se enlazan y entrelazan. De ahí la necesidad, antes o después de restaurar el proyecto: cambiando, puliendo y perfilando sus aristas, una vez operado sobre él los impactos que la vida trae consigo.
En alguna otra ocasión he comenzado la tetralogía de la felicidad que yo propongo: tener una personalidad que se ha encontrado a sí misma, vivir con amor, trabajar con sentido y la cultura como fondo. El proyecto está hecho con amor, trabajo y cultura. Soy feliz cuando mi vida tiene un proyecto, en el cual se van desarrollando estas tres notas.
Por eso a medida que pasan los años, tengo más elementos de juicio para analizar cómo va ésta.
Al hacer balance existencial extraigo del él haber y debe. Me examino y cada etapa del viaje me ofrece una tenacidad interna: alegría, tristeza, decepción, abandono de las metas propuestas, etc. Sin olvidar que todo análisis de la vida personal es siempre doloroso. A través de él, cada segmento del trayecto recorrido rinde cuentas de su viaje.
Por el actor tiene sentido la vida. Es más, podemos afirmar que no hay felicidad sin amor.
El ser humano no puede vivir sin un amor en el corazón: es animal "amorosum"; ahí reside lo más genuino de su condición.
El amor es tendencia, inclinación hacia la persona amada, impulso que arrastra hacia ella buscándola. Dice el conde Danilo a la viuda alegre cuando acepta su amor: "Todo el cielo cuando estás junto a mí". En una palabra, sentirse arrebatado y percibir un incienso que mueve los proyectos y se ceba hasta lo corporal. También esto vale para lo divino puesto que Dios debe ser alguien personal.
Nos pasamos la vida trabajando. Por eso, el amor por el trabajo bien hecho nos hace saborear la felicidad. Amor y trabajo conjugan el verbo ser feliz.
Su aspiración fundamental apunta hacia la libertad. La cultura sirve para aprender la realidad, para vivir en ella y saber a qué atenerse. Su función no es otra que ayudar al hombre a que su vida sea más humana y revele sus posibilidades. La cultura bien entendida hace irreconciliables progreso técnico y progreso humano.
Para terminar. La felicidad es como un rompecabezas o un puzzle, en el que siempre falta alguna ficha. O también, es como una manta pequeña, que siempre deja al descubierto alguna parte del cuerpo. Por eso, la felicidad antes que nada consiste en ilusión, esa es su nota prospectiva. Vivir hacia delante, pensando en el día de mañana, con objetivos claros y concretos.
El hombre feliz no es un superhombre, sino un hombre verdadero.
y tu que piensas al respecto?..
Autor: Enrique Rojas Web: http://www.cardonalabarga.com
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